domingo, 25 de abril de 2010

Josh: Doble Felicidad




Era una mañana calurosa, había terminado el verano como cada septiembre en Alfales, y era la hora de volver a las clases, con mis amigos de siempre a los que eché en falta después de unas largas vacaciones.

La verdad tenía ganas de verlos, pero a la vez estaba nervioso por el nuevo curso que me esperaba, y las broncas que me iban a caer ese año, y es que ya lo decía mi amigo Michael: "Nunca llegarás a portarte bien".

No me considero un chico malo, si no un chico que ha crecido en un ambiente familiar algo duro, mi familia nunca me ha apoyado para que estudie, y la verdad es que no lo suelo hacer mucho, si voy a las clases es por hacer algo o para pasar el rato con mis amigos, y en mi familia, la verdad, es que andamos muy apurados siempre de dinero, aún así mis padres acababan pagándome el instituto.

Iba de camino por este pueblo tan peculiar, a mi derecha podía ver como el sol pegaba fuerte en el verdoso césped de nuestro parque, donde en medio siempre había una fuente por la que dejaba correr el agua, ese parque donde he vivido tantos recuerdos… y allí dos esquinas más abajo, podía ver de lejos, como me esperaban mis amigos, para volver a reencontrarnos después de las vacaciones, dispuestos a contarnos lo que habíamos hecho cada uno.

Allí estaba Rachel, una de las mejores amigas que puedo tener en este mundo, es alta, con cabellos rubios y largos y con los ojos verdes, desde que la conozco nunca ha estado con ningún chico, y me gustó cuando éramos más jóvenes, pero ella nunca lo supo, siempre se ha portado muy bien conmigo y me ha ayudado en cada problema que he tenido.

También estaba Abel, el típico empollón de la clase, pero que siempre está ahí cuando lo necesitas, incluso para echarte una mano a aprobar, aunque siempre intenta llevarme por el buen camino, yo nunca le hago caso, y allí estaba con su mochila llena de libros y sosteniendo una carpeta azul, que nunca ha abandonado allá donde iba, ahí apunta todo lo bueno y lo malo que le va pasando día tras día, aunque él no sabe nada, se lo miramos una vez a escondidas cuando se fue al baño. Abel es un chico de complexión delgada, moreno con gafas y con vestuario de camisa a rallas y pantalones vaqueros azules.

Allí me esperaba también Alex, tan bien vestido como siempre, con sus zapatillas deportivas, su jersey fino y rosado y sus pantalones vaqueros de marca, siempre tan bien peinado y con sus gafas de sol siempre encima y es que le gusta ir a la moda, sus padres tienen mucho dinero, y le dan todo lo que quieren, por desgracia yo nunca tendría esa suerte, siempre iba con mis vaqueros y una camiseta de verano.

Al llegar, Rachel impulsivamente se tiró a mi para abrazarme y besarme; es lo que tiene el no haberse visto en tres meses, mientras que Abel y Alex me dieron un caluroso abrazo, mientras decían una y otra vez: “Cuanto os he echado de menos”.

Nos pusimos de camino al instituto, ya que en escasos minutos comenzaban las clases, me iban comentando cada uno sus experiencias en las vacaciones, Abel había ido a París, según él para culturizarse, allí había estado visitando museos, monumentos…

Alex había estado de crucero con su familia, se había recorrido varios países en barco, ¡Menudas Vacaciones!...

Y Rachel había disfrutado de un verano feliz junto a sus primos en Tenerife, nos contaba que este verano su tía había fallecido de un infarto y que ha tenido que cuidar de sus primos allí, dándoles ánimos, pero que igualmente, se lo ha pasado muy bien con ellos.

Y mientras ellos se lo pasaban en grande, mi familia y yo, nos habíamos quedado en el pueblo, como cada día del año, eso sí, sin amigos, menudo aburrimiento…

Íbamos charlando tan a gusto que ni nos habíamos dado cuenta de que ya habíamos llegado a la puerta del instituto, abierta para que todos los alumnos vayan entrando, allí en la entrada a todos nos esperaba un corcho, donde aparecía el listado de todos los alumnos y en que clase y grupo nos correspondían a cada uno, a nosotros siempre nos acababa tocando juntos, pero como no sabíamos que aula era la nuestra y por si acaso, miramos en la lista en que grupo nos había tocado, vimos que estábamos en el aula 21B, así que nos dispusimos a entrar a lo que iba a ser nuestro nuevo aula.

Elegimos los mejores sitios que creímos, y ya sentados en nuestros pupitres, dispuestos a comenzar un nuevo curso, y saludándonos todos de nuevo, porque pude observar, que no había nadie nuevo, si no gente que repetía curso o la gente del curso anterior que habían aprobado como nosotros.

Instantes después, entra el director por la puerta y tras él, algo que jamás creía que fuesen a ver mis ojos, era una chica a la que no había visto nunca por allí, y es que había algo en ella que hacía que no pudiese dejar de mirarla, mientras el director nos comentaba... "Alumnos, bienvenidos de nuevo, en este curso se incorporará una nueva compañera, se llama Melodie, espero que la ayudéis a incorporarse al centro".

No sé si el amor a primera vista existe, pero yo sentí una extraña sensación en mi pecho, y no era flato, sentí la necesidad de conocerla, además noté que el único asiento que quedaba libre, era uno al lado mía, porque Rachel se sentaba casi siempre con Michael, que es un chico muy bueno, un gran amigo, al que le gustan los chicos, pero que sólo sabemos nosotros, ya que no está muy bien visto, mucho tienen que cambiar las cosas en el mundo para ello…

Por lo tanto esa impresionante y nueva chica llamada Melodie, se sentó a mi lado, haciendo que dejase oler una fragancia a perfume de rosas, ¡qué bien olía!

Quería saludarla, pero no sabía como hacerlo ¿qué es lo que debe hacer uno en este lugar? No sé, pero jamás me sentía tan cortado, siempre he sido el chico que se portaba mal, y en ese momento no podía ni abrir la boca… ¿Qué era lo que me estaba sucediendo?


4 comentarios:

Nony dijo...

Se empieza a oler algo .. :P

Luis dijo...

jajajaaj, el que se empieza a oler? :O

Nony dijo...

Tu que crees :O xD

Luis dijo...

la fragancia de melanie al sentarse al pupitre?? jajajaja es bromaaa

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