sábado, 15 de mayo de 2010

Josh: Desesperación



Esa mañana calurosa, la clase no terminaba, y ella seguía a mi lado. De vez en cuando la miraba de reojo disimuladamente. Me pregunté: -¿qué me está pasando? no puedo dejar de mirarla...

Sonó el timbre de final de clases, ya debíamos irnos a casa. Me había pasado toda la mañana embobado y ni siquiera había hablado con ella. Sentía que tenía que hacer algo... y tímidamente la saludé:

-¡Hola!
-Oh, Hola, pero ya nos vamos, ¿no debería ser un adiós? -dijo ella nerviosamente.
-Ya, es que... no he querido saludarte antes, por no molestarte. Pareces una chica simpática
-¡No me molestas! pero... ¿como puedes decir que soy simpática, si aun no me conoces?
-No me hace falta, tu rostro, tu mirada, expresa muchas cosas. Puedo equivocarme, pero nunca suelo fallar...
Mel comenzó a reír dulcemente

Seguíamos hablando mientras caminábamos hacía la salida...

-¿Sabes? al fin y al cabo me caes bien. Pero no me gusta que me hagan la pelota eh, te lo aviso -dijo Mel.
-No te hago la pelota, simplemente digo lo que pienso. Por cierto ¿Eres nueva por aquí?
-Creo que está bastante claro que si. -rió Mel -Pues mi padre y yo nos hemos venido a vivir aquí, porque le ofrecieron trabajo, pero bueno, estoy acostumbrada a ello, mi padre y yo nos hemos mudado muchas veces...
-¡Vaya! Pues si quieres... podríamos quedar algún día de estos, te presento a mis amigos y de paso te enseñamos un poco el pueblo, que ya te aviso, que no hay gran cosa que hacer. Pero aburrirte, no creo que te aburras...
-Vale, pero ahora me tengo que ir a casa. ¡Hablamos pronto!

Se marchó lentamente desde la puerta del instituto, mientras yo me quedaba observándola, como si mis ojos se hubiesen concentrado en un punto fijo. Cuando ya se alejó y dio vuelta a la esquina, me puse a caminar, cuando me encontré con Rachel...

-¿Que galán te has vuelto no? -comenzó a reír Rachel -nunca te había visto así por una chica
-¿Yo? si ya ves, me cae simpática, nada más...
-Bueno, si quieres engañarte a ti mismo, allá tú, pero está claro que esa chica te ha cautivado...
-Que va, es una tontería ¿yo enamorado? ¡anda ya! bueno, me voy a casa, ya hablamos Rachel
-¡Adiós enamorado! -se marchaba Rachel riéndose a carcajadas

Me sorprende que Rachel sepa siempre lo que me ocurre. Me pregunto si sabía lo que me ocurría cuando ella me gustaba.

Me dirigí a mi casa, dónde me esperaban mis padres para comer, como cada día. Al llegar a mi calle, observé que había mucho alboroto y que había una ambulancia.

Caminé deprisa para saber que había pasado. Al llegar vi que sacaban a mi padre en camilla y mi madre llorando desesperadamente a su lado. ¡Me quedé paralizado! Y rápidamente le dije a mi madre:

-¡¡¡¿Qué ha pasado mamá?!!!
-¡A tu padre, que le ha dado un infarto! Me voy con él al hospital, tú quédate en casa. La comida está hecha.
-No, yo me voy con vosotros.
-No hijo, tú quédate en casa, hazme caso. Yo te llamaré para darte noticias.

Mis ojos lagrimosos, vieron como se llevaban a mi padre desvanecido y sin fuerzas. Nunca le había visto así, él es muy fuerte, y en esos duros momentos, le vi tan débil, que no pude evitar soltar unas lágrimas…

Vi marchar la ambulancia, y tras la mirada atónita de todos los vecinos que me daban ánimo, con las típicas frases que se suelen decir en estos casos:

-Tranquilo hijo, tu padre se pondrá bien.

-Si, no te preocupes, esto es una tontería ya lo verás…

Les dí las gracias y me metí dentro de casa. Me puse a comer tan solitario como nunca lo había hecho, pensativo y sin saber muy bien que hacer.

Necesitaba hablar con alguien. Me dispuse a coger el teléfono y llamé a casa de Rachel para saber si podíamos quedar, pero nadie me lo cogía. Seguramente habrían salido a comer fuera.

En un intento de desesperación, salí yo sólo de casa, para dar un paseo, despejarme y pensar. No podía quedarme allí encerrado, en una casa tan vacía, como nunca lo había estado.

No pude evitar, mientras caminaba, echarme a llorar, pensando en la situación de haber visto a mi madre llorando desconsoladamente y a mi padre tan débil…

Y no me di cuenta, pero me encontré con Mel y me vio llorando. Se me quedó mirando fijamente, ¡Me quería morir!, no quería que me viese así y ella me dijo:

-¿Qué te pasa?......





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